Estilo docente

El docente es uno de los principales afectados de la presencia de conductas disruptivas en el aula, que como hemos ido viendo anteriormente, alteran el ritmo de clase así como intervienen en el proceso de enseñanza-aprendizaje del propio alumno así como el de sus compañeros. Los docentes en muchas ocasiones, cuando no son capaces de controlar a los alumnos disruptivos, se ven obligados a cambiar su dinámica de clase y la realización de diversas actividades.

De modo que este aspecto es algo sobre lo que se debe trabajar, se debe encontrar qué es lo que realmente no está funcionando e intervenir al respecto. No se puede dejar que los alumnos disruptivos condicionen la práctica educativa, y si esto ocurre tal vez sea porque no está ejerciendo el modelo docente adecuado, siendo demasiado permisivos, etc.

Torrego y Fernández al hablar de la importancia del estilo docente apuntan que:

Es indudable que el liderazgo en el aula ha de tenerlo el profesor, éste marca el ritmo, los contenidos, organiza el espacio y el tiempo, y supervisa el buen funcionamiento de la actividad. 

No existe un estilo docente que sea necesariamente mejor que otro, si bien existen estilos de comunicación y de interacción que tienen consecuencias diferenciadas y que es importante conocer.

Hay actitudes, comportamientos y destrezas de los profesores que actúan de elemento disuasorio ante la disrupción, o por el contrario pueden favorecer la actitud hostil e indisciplinada de cierto alumnado” (Torrego y Fernández, 2006:4)

De esta forma vemos la importancia del docente frente la presencia de conductas disruptivas, ya que sus actos pueden condicionar el aumento o disminución de dichas conductas.

En ocasiones puede ocurrir que un alumno sea disruptivo con un determinado profesor, pero que sin embargo, con otros profesores no lo sea, esto deja claro pues que el profesor debe reflexionar sobre su estilo docente dentro del aula.

Remarcar la importancia del papel docente y de que en ocasiones deben reflexionar sobre el estilo que están llevando a cabo en el aula, no deja de lado que el alumno disruptivo también deba realizar una serie de acciones para modificar su conducta.

Torrego y Fernández (2006:5) en relación al tema comentan que: “Existe una responsabilidad por parte del alumno disruptivo en el cambio de actitud y de comportamiento dentro y fuera del aula, así como también es conveniente comprender que el profesor es importante y su papel en la gestión de los conflictos que se derivan de esa situación tensa y desajustada es esencial para su consecución favorable o no”

Según Fernández (2006): “Es  necesario un cambio conjunto de todos los involucrados. En ocasiones será difícil lograr un cambio de conducta por parte de los alumnos que presentan conductas disruptivas, pero los docentes también es importante que reflexionen sobre su práctica educativa con el objetivo de buscar aspectos de mejora”.

De Vicente establece una serie de características que los alumnos aprecian en el profesorado:

“a) Que el profesor sea auténtico, es decir, que exprese con sinceridad y eficacia lo que siente

b) Que el ambiente socioemocional del aula sea positivo de tal modo que cada alumno entienda que tiene un lugar adecuado y propio en el seno del grupo clase que le permita obtener éxito en la tarea que se propone

c) La reciprocidad, es decir que aceptando los roles diferenciales entre profesor y alumno, las relaciones humanas en el aula estén basadas en la multidireccionalidad, la horizontalidad y simetría entre el profesorado y el alumnado

d) Contar con recursos para manejar las situaciones conflictivas tratando de no sobredimensionarlas

e) Que las expectativas sean positivas respecto a los alumnos y sus posibilidades de progreso

f) Que sea persuasivo en el sentido de transmitir una visión apasionada sobre aquello que se enseña

g) Favorecer la participación del alumnado en el aprendizaje, ya que en la medida” (De Vicente, 2006 en Torrego y Fernández, 2006:5)

Estos son por lo tanto aspectos a tener en cuenta por parte del profesorado, ya que los propios alumnos lo consideran puntos importantes.

En la tabla que observamos a continuación encontramos algunas de las conductas ejercidas por parte de los docentes que pueden favorecer la disrupción en el aula así como otras que pueden apaciguar la situación.

Tabla 5: Conductas docentes frente la disrupción (Fuente: Elaboración propia a partir de Torrego y Fernández, 2006)

Los alumnos valoran positivamente a aquellos docentes que consideran auténticos, que trabajan de una forma dinámica, que inspiran confianza, que no abusan de su rol de autoridad, etc. Es decir, es muy importante la postura en relación al rol de autoridad que ejerce un docente.

Un docente muy autoritario es cierto que en ocasiones puede llevar más controlada el aula, pero no es siempre la mejor solución, se puede controlar el aula y trabajar de forma cómoda todos, sin necesidad de que la autoridad sea excesiva.

El docente no debe sólo remarcar la autoridad sino que debe establecerse como líder del aula, ya que a través de esta posición podrá obtener muy buenos resultados, de modo que es interesante que el docente trabaje para lograr esta posición.

Segovia (n.d) al hablar del tema remarca que: “El liderazgo docente es entendido como aquel proceso en el cual el docente procura trabajar de la mejor forma posible, utilizando sus habilidades y estrategias con el fin de ayudar a sus alumnos y sacar lo mejor de ellos, siempre estableciendo unos objetivos posibles de alcanzar”

De modo que “El Docente tiene la capacidad de influenciar y ejercer poder en sus alumnos en forma positiva y compartida para el desarrollo de éstos como personas, o sea, el rol de profesor implica el ejercicio de un liderazgo, en la medida que como educador puede generar cambios en su interacción con su grupo de alumnos, padres de familia, colegas o miembros de su comunidad” (Segovia, n.d:23)

Según Segovia (n.d): “El docente líder se caracteriza por utilizar diversas metodologías con el fin de que sus clases sean más dinámicas, crear un ambiente adecuado que favorezca el aprendizaje, utilizar una variedad de materiales teniendo en cuenta las características del alumnado, ser flexible, etc.”

El docente líder debe poseer una serie de características tales como: “Poseer un estado de equilibrio y madurez psíquica, confiar en las capacidades del grupo, flexibilidad mental y emotiva, apertura, tolerancia, disponibilidad, competencia interpersonal, poseer una visión crítica así como las habilidades y conocimientos necesarios, etc.” (Segovia, n.d:23)

Como hemos ido viendo la figura del docente, su actitud y el modelo que lleve a cabo son realmente importantes frente a la disrupción, a lo largo de este apartado hemos ido profundizando sobre esta importancia, así como hemos podido observar una serie de características personales de los docentes que fomentan la persistencia de las conductas disruptivas, y también aquellas que favorecen su disminución.

De modo que un primer paso es establecer un consenso a nivel de centro sobre cuáles son realmente consideradas conductas disruptivas a nivel general, un siguiente paso sería reflexionar sobre el estilo docente que se está llevando a cabo y si consideramos que no es el adecuado trabajar en este aspecto, y otro paso sería llevar a cabo técnicas que nos permitan reducir esta disrupción ya sea a nivel individual o grupal.