¿Qué es la disrupción?

Este primer apartado irá destinado a profundizar sobre el concepto de disrupción. Por lo general, el término disrupción se suele relacionar con conflicto escolar, problemas conductuales y comportamientos negativos en el aula, los cuales se asocian a conductas disruptivas o inapropiadas.

La disrupción generalmente se asocia al centro educativo, más específicamente dentro del aula, es por ello que me centro en la disrupción en las aulas, de modo que podemos decir que la disrupción tiene un carácter académico tal y como apunta Parra: 

“El término disrupción tiene un gran componente ligado al ámbito académico, además las conductas disruptivas suelen ser interpretadas en ocasiones como indisciplina, que alteran el ritmo del aula, de modo que dificultan el proceso de enseñanza aprendizaje, así como la dinámica de trabajo del docente. Los alumnos que llevan a cabo estas conductas su principal objetivo, generalmente, es llamar la atención ya sea del docente o de sus compañeros, y suelen ser además alumnos que no tienen un buen rendimiento académico. Este fenómeno de disrupción se ha convertido en uno de los focos de intervención y preocupación en la actualidad” (Parra, 2011:12).

Fernández (2001) tiene una gran trayectoria de artículos en relación a la disrupción, en uno de ellos la define como: 

Según Torrego (2007): “Comprender la disrupción implica a su vez valorar aspectos como si la organización del alumnado en el aula es la correcta, si los procesos de enseñanza se ajustan a las necesidades de todos los alumnos incluidos los disruptivos, si las normas y rutinas son conocidas por todos, así como si el profesor está llevando a cabo un modelo adecuado”  

Son muchos los aspectos que debemos atender dentro del aula cuando hablamos de disrupción, la cual influye también en el  clima , además debemos tener en cuenta que las conductas disruptivas pueden tener orígenes diversos en relación al alumno que las ejecuta.

La disrupción en muchas ocasiones tiende a interpretarse como un acto de rebeldía y de desmotivación por parte de los alumnos que llevan a cabo dichas conductas disruptivas, sin embargo, en ocasiones estas conductas no surgen por rebeldía, sino que pueden encubrir otras causas.

Algunos autores al hablar del clima de aula (Vaello, 2011) comentan que se trata de un  espacio en el que docentes y alumnos interactúan entre sí. La calidad de este clima, es precisamente lo que puede facilitar o dificultar el desarrollo de la tarea docente. Un  clima adecuado favorecerá que aquellos alumnos que se encuentran en la zona de incertidumbre, con tendencias hacia la zona de la disrupción, tengan posibilidades de tomar el camino del trabajo y la convivencia. 

De modo que es importante mantener un clima de aula adecuado que facilite así el proceso de enseñanza-aprendizaje, y para logarlo es imprescindible la reducción y desaparición de conductas disruptivas que obstaculizan el proceso. Para profundizar sobre la importancia del clima de aula puedes encontrar información en la pestaña correspondiente o bien clicar sobre éste  enclace. 

Sánchez (2005:53) en su tesis doctoral “Creencias sobre razonamiento moral y conflictos en adolescentes con problemas de adaptación escolar” al hablar de conductas disruptivas apunta que: “Para Casamayor (2000) las conductas disruptivas son conductas fastidiosas, conductas molestas del alumnado que quiere llamar la atención, bien del profesor o bien de sus propios compañeros. Suelen ser alumnos que tienen problemas de afecto y/o rendimiento académico, que presentan carencias significativas en lo que se refiere a la integración de hábitos”

Uruñuela (2012) en relación al tema destaca que: La disrupción es considerada por gran parte del profesorado como uno de los problemas y amenazas más comunes en las aulas, sin embargo no encontramos estudios globales que analicen cuantitativamente el fenómeno, lo que sí podemos encontrar son estudios parciales, por zonas o comunidades. 

De modo que vemos que las conductas disruptivas no recaen sólo sobre el alumno, sino que van mucho más allá no sólo del centro, sino también de la sociedad y las familias, sin embargo, nos centramos en el ámbito educativo ya que es en el que estamos trabajando. Pero no debemos olvidar que las causas y factores van mucho más allá, sobre ellas podéis encontrar información en la pestaña correspondiente. 

A la hora de buscar alternativas a la disrupción tal y como expone Uruñuela (2012) debemos centrarnos en los factores propios de los centros educativos, para poder hacer aquello que esté en nuestra mano y buscar un cambio. En relación a esto,  Torrego y Fernández exponen que:

“En la búsqueda de mejoras del clima de aula hay que valorar y revisar aspectos referentes a la organización del aula, las estrategias de comunicación que se dan con cada profesor y grupo, los vínculos relacionales que se establecen entre los mismos, el ajuste curricular y las adaptaciones curriculares, las normas del aula y las rutinas que utiliza cada profesor en el desempeño de sus tareas” (Torrego y Fernández, 2006:2)

Al hablar de disrupción en el aula y de las consecuencias que supone para docentes y compañeros, un paso importante es ser capaces de identificar qué es una conducta disruptiva/ inadecuada y qué no. Establecer esta diferencia puede variar de un docente a otro, es por ello que se debe establecer un consenso en relación a ello.

Según Torrego y Fernández (2006:2):“Hay que preguntarse dentro de un marco de sentido común, qué es lo esencial, qué es lo importante y cómo podemos responder de forma coherente, coordinada y cohesionada ante las conductas inadecuadas. […].Para establecer un consenso sobre lo que se consideran conductas inadecuadas, así como las posibles medidas a adoptar se pueden utilizar diferentes instrumentos”.

Algunos autores destacan que: "La experiencia nos enseña que hay medidas que facilitan el buen clima de la clase, y por lo tanto, dificultan la aparición de conductas disruptivas. Entre ellas podemos citar la puesta en práctica de un Plan de Convivencia aprobado por el Consejo escolar, una metodología activa en el aula, dónde el alumno sea el protagonista del proceso de enseñanza-aprendizaje, un plan específico de atención a la diversidad, la manera de configurar el grupo-clase, etc." (Falabella, 2012:3). Más información sobre la toma de decisiones en la pestaña "posibles soluciones